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un latido gigante

De todas las profesiones extraordinarias, ¿te imaginas estudiar el corazón más grande del mundo, el de las ballenas? Eso es lo que hace el Jorge Reynolds, un ingeniero colombiano que quiere entender cómo funcionan los corazones de todas las criaturas (desde el de un mosquito, hasta el de una ballena azul). Pero, ¿cómo rayos estudia uno el corazón de una criatura que vive bajo el agua, que bucea tan hondo, y que es tan grande? La respuesta:

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Embarcarte en un submarino naval, y salir a navegar a donde haya ballenas.

Usar el sonar del submarino —aparato que se utiliza para localizar al enemigo bajo el agua — para oír el corazón de las ballenas tal como un médico escucharía el de su paciente con un fonendoscopio.

 

Grabar los sonidos de ese corazón, filtrando todos los demás ruidos que hay en el mar, incluyendo los cantos mismos de las ballenas.

Estudiar cómo suena ese “latido gigante”.

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¿para qué estudiar estos grandes corazones?

Porque los de las ballenas nos podría ayudar a enmendar nuestros propios corazones rotos. Hasta donde se ha podido saber, las ballenas no sufren de arritmias, es decir, de alteraciones en los latidos de sus corazones. Piensa en la forma en que viven: una ballena azul, que mide 25 metros, arquea su lomo, saca la cola del agua y se hunde verticalmente hacia el fondo del mar para buscar comida. En el momento en que se sumerge, la punta de su cola está a una atmósfera de presión, mientras que su hocico está a más del doble. ¿Cómo hace su corazón para bombear sangre a todo su cuerpo a pesar de esas diferencias de presión?

He aquí una pequeña lección de física, fácil: Al nivel del mar, el aire que nos rodea presiona nuestros cuerpos a 14,7 libras por pulgada cuadrada. No lo sientes porque los fluidos de tu cuerpo (la sangre y demás líquidos que llevas abordo) empujan hacia afuera con la misma fuerza. Pero, sumérgete en una piscina o en el mar, así sea un par de metros, y tus oídos son los primeros en notar el cambio pocos pies y se produce un cambio notable: sientes que aumenta de presión en tus tímpanos. Esto se debe a un aumento de la presión hidrostática, o sea, la fuerza que hace un líquido (en este caso el agua del mar o de la piscina) sobre un objeto (tu oído, o las ballenas). Entre más hondo bajes, más fuerte es esa presión. Por cada 33 pies (10,06 metros) que desciende, la presión aumenta en una atmósfera.

Muchos animales que viven en el mar no tienen ningún problema con la alta presión. Las ballenas, por ejemplo, pueden soportar cambios drásticos de presión porque sus cuerpos son más flexibles. Sus costillas están unidas por cartílago suelto y flexible, lo que permite que la caja torácica colapse a presiones que romperían fácilmente nuestros huesos. Los pulmones de una ballena también pueden colapsar de forma segura bajo presión, lo que evita que se rompan.

Ya ves por qué los cachalotes bucean tan hondo.

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