Las vidas secretas de las ballenas
Ángela Posada-Swafford - María Victoria Jiménez - Clara Elvira Mejía
turismo responsable
- parques nacionales, reservas y santuarios
“¡Hoy quedé envuelta en el aliento de una ballena! Con un resonante ¡wooooshhhhhh! la descomunal jorobada Megaptera novaeangliae nos impregnó de olor a krill y algas. Estaba tan cerca, que casi nos montamos sobre su lomo negro. Segundos después se hundió, dejando una mancha aceitosa sobre el agua, y mostrándonos su cola de sirena llena de balanos y callosidades en las puntas. Nos habíamos acercado a un par de ellas en el Zodiac con las dos investigadoras de las fundaciones Malpelo, Omacha, Yubarta y Conservación Internacional. El objetivo era tomarles muestras de piel que serán analizadas genéticamente en la Universidad de los Andes para determinar si son las mismas que nacieron en la costa Pacífica colombiana.”
enero 27, 2015*
*Del diario de abordo, I Expedición Científica Colombiana a la Antártida
Hoy escribí la frase Aqua incognita: estoy navegando sobre un terreno que solo conocen las ballenas. Porque las quiero imaginar orbitando por un paisaje lleno de montañas de agudos picos, valles abruptos, domos suavemente redondeados y mesetas planas. Pero no tengo que hacerlo porque gracias al trabajo de batimetría, lo invisible queda plasmado en una pantalla de computador. Aquí debajo hay una hermosa geografía perdida. Viendo el mapeo del Centro de Investigaciones Oceanográficas e Hidrográficas, me doy cuenta de pronto que el paisaje submarino es igual al que nos rodea. Algunos picos llegan incluso a los 20 metros de profundidad, es decir, casi nos rascan la quilla.
Batimetría del fondo del océano que muestra las plataformas continentales (rojo) y las dorsales oceánicas (amarillo-verde)
National Oceanic and Atmospheric Administration, Public domain, via Wikimedia Commons https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Mid-ocean_ridge_system.gif