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¿cómo saber dónde, cuándo y cuánto come una ballena?

Esa es una de las cosas geniales de ser un biólogo marino o un oceanógrafo: puedes lanzarte en una expedición para ir a buscar ballenas y averiguar toda clase de cosas sobre sus vidas. Pero, ¿cómo saber lo que comen, cuándo y dónde?

Puesto que es imposible montarse sobre el lomo de una azul, una jorobada o un cachalote y seguirlas todo un día entero, los científicos hacen lo mejor que pueden: pegarles una chupa en el lomo con un instrumento que permite rastrear en qué dirección se mueve el animal.

En un experimento hecho también por el biólogo Jeremy Goldbogen y sus colegas en la Universidad de Stanford, se les pusieron chupas a 300 ballenas de 11 especies, tanto de barbas (como las azules y jorobadas) como las dentadas (como cachalotes). Los instrumentos midieron la frecuencia con la que las ballenas se alimentaban debajo de la superficie del océano, a qué profundidad se sumergían y cuánto tiempo permanecían en profundidad. La idea era determinar cuánta energía gastaba cada ballena al buscar comida, y la que ganaba al comerla.

 

Pero recoger los datos no fue nada fácil: los investigadores tuvieron que reclutar otras personas en seis países, y entre todos pasaron miles de horas de trabajo de campo en el mar recolectando datos sobre ballenas vivas de polo a polo. Al final, registraron más de 50.000 eventos de alimentación. El estudio sirvió para entender por qué y cómo se agrandan las ballenas.

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