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ballenas jorobadas: el eslabón de carne y hueso entre los trópicos y la Antártida

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Una serie de hilos, algunos invisibles, otros obvios, unen los húmedos bosques tropicales al continente de hielo como un rico tapiz de telar.

 

Alguna vez alguien dijo que el batir de las alas de una mariposa en un lado del mundo puede desencadenar un huracán en el otro lado. Esa mariposa, gigante y blanca, es la Antártida. Cualquier cambio en su atmósfera poderosamente fría altera los presupuestos de energía del planeta entero, sus gradientes de temperatura, y la química y circulación del aire. Pero es muy poco lo que se sabe acerca de estos procesos. Muchos investigadores en varios países se preguntan cómo las interacciones entre la atmósfera, el océano y el hielo controlan la tasa de cambio climático; o cómo el cambio climático en el polo influencia a los océanos tropicales.

Un vistazo al mapa nos recuerda que Suramérica es el continente más cercano a la Antártida, de hecho, hace unos 35 millones de años nos dábamos la mano a través de la Tierra del Fuego. Nuestra conexión es líquida, aérea, biológica, microbiana, oceanográfica, geológica y seguramente mucho más. Pero sin duda alguna, la conexión mas carismática y llamativa que hay entre los trópicos y la Antártida, son las hermosas ballenas jorobadas.

Un eslabón especialmente fascinante de esta cadena es Colombia porque allí, en la Ensenada de Utría, Parque Nacional Natural en la costa Pacífica, nacen las ballenas que cada año migran entre estas aguas cálidas y las frías aguas antárticas. Saberlo todo acerca de esta migración de hasta 11,000 kilómetros (una de las más largas del reino animal) entonces se convierte en algo muy importante porque el bienestar de las ballenas nos lo dice todo acerca del estado de salud del océano por donde transitan.

¿Cuántos kilómetros nadan diariamente? ¿Duermen las ballenas? ¿Cómo se orientan? ¿Están afectados por los contaminantes que hay en el mar? ¿Cómo saberlo? ¿Cómo puede un ballenato recién nacido seguirle el paso a su madre? ¿Cuánta energía gastan en estas maratones? ¿Cómo saber exactamente cuáles son cuáles, si todas se parecen tanto? ¿Son primas unas de otras?

Las preguntas siguen abiertas a la mente de los investigadores que quieran ir a responderlas.

Observar el horizonte pacientemente día tras día con un par de binóculos desde el puente de gobierno del buque en busca de colas, lomos y el vapor de las exhalaciones de las ballenas se convierte en una tarea muy seria, algo cansona, pero absolutamente clave, durante cada expedición. Es preciso anotar inmediatamente las coordenadas de ubicación, las características de la especie que se está viendo, y el comportamiento que tiene en ese momento. Y a ser posible, una fotografía para verificarlo.

Pero lo mejor es sentir que uno las acompaña y vela por ellas en su jornada migratoria. El mar parece tan vacío a veces…pero bajo las olas pulsa la vida.

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