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cerebrotes para chismosear

La cabezota rectangular de un cachalote (Physeter macrocephalus) tiene metido adentro el cerebro más grande del planeta: ocupa un espacio de 8,000 centímetros cúbicos. ¿Y el nuestro? Vete a averiguarlo. Luego de hacerlo, verás que tanto el del cachalote como el nuestro están entre los cerebros más grandes en relación al tamaño de su dueño. ¿Para qué necesitarán los cachalotes semejantes cerebros?

Para lo mismo que los necesitan varias otras ballenas dentadas, como las orcas y los delfines: ¡para chismosear! Es cierto que las ballenas de barbas se comunican todo el tiempo con sus colegas en la oscuridad del mar. Y que componen cantos, como las jorobadas. Pero lo que podemos decir es que los cachalotes, las orcas y los delfines (todos esos son ballenas dentadas, no con barbas), están haciendo cosas muuuuy interesantes con su lenguaje, y también son los dueños de los cerebros más grandes en relación a su tamaño.

¡Los cachalotes usan su idioma para ponerle nombres a cada uno!  Tienen dialectos, y además tienen modas: cuando X “frase” ya no es popular, no la vuelven a usar. Es como la ropa o las tendencias o la cultura: alguien se inventa algo, y eso se le ‘pega’ al resto del grupo.

Y las orcas (Orcinus orca), mal llamadas ballenas asesinas, viven en sociedades donde hay, no solo una familia, sino varias generaciones de orcas. Lo que los investigadores están aprendiendo es que las ballenas más viejas, o sea las abuelas y tatarabuelas son como bibliotecas de información. Y les pasan todo ese conocimiento constantemente a sus nietos y tataranietos cuando las cosas se ponen difíciles. Cosas como a dónde ir cuando los peces desaparecen de su lugar de caza normal, o dónde recuerdan haber estado en situaciones peligrosas.

Los delfines también usan su idioma sofisticado para llamar al grupo a ir de cacería, y para anunciar quién necesita que le cuiden a los hijos mientras los padres están ocupados ‘trabajando’. Igual que los cachalotes, los delfines nariz de botella tienen llamados específicas para cada individuo. Es como un “¡Hola Leo!”. Y qué tal esto: según la ecóloga Susanne Shultz, de la Universidad de Manchester, “a veces parece como si usaran esos nombres cuando el individuo no está allí. Es decir, ¡que podrían estar chismoseando!”

Es más: los delfines nariz de botella (Tursiops truncatus) son capaces de reconocer los silbidos de sus amigos, décadas después de haber sido separados de ellos. Igual que nosotros los humanos nos reconocemos las caras y las voces, los delfines se identifican uno al otro por los silbidos que cada uno adopta al nacer.

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Verás: el cachalote come calamares. Grandes, pequeños, pequeñitos, de todo. Los calamares son el chocolate del cachalote. Pero los calamares más deliciosos viven muy hondo: a cientos y hasta miles de metros debajo de la superficie del mar. Y en lugar de dientes, tienen una especie de pico de loro metido entre el cuello, que en realidad es su boca. (Si… los calamares son bien extraños). Entonces, cuando el cachalote come calamares, el pico ese es algo que no digieren, porque está hecho de una sustancia dura similar a nuestras uñas.

Hasta aquí bien. ¿Y el perfume… dónde encaja?

Encaja aquí: los picos de los calamares irritan el estómago del pobre cachalote, que para protegerse de las puntas afiladas, los envuelve entre bolas de tejido. Cada tanto tiempo, el cachalote vomita esas bolas…igual que los gatos vomitan bolas de pelos. Mientras ese vómito de picos flota en el mar, se forma una capa blanca en el exterior a medida que se oxida en el agua salada. Y puede durar ahí flotando muchos años, hasta que llega a alguna playa. Esos bultos de vómito endurecido se llaman ámbar gris (en inglés, ambergris) y la gente que sabe lo que hace los recoge porque son muy valiosos… para fabricar algunos perfumes caros. Existen numerosos grados de ámbar gris: el blanco es la mejor calidad, seguido de gris, marrón y luego varios tonos de negro, que es el menos valioso.

Así que ya sabes: si encuentras un buen trozo de ámbar gris la próxima vez que camines por una playa, podrías venderlo por muchos miles de pesos. Abre los ojos: su textura es como de cera dura, huele entre dulzón y a tierra húmeda mezclada con algas marinas.  Y puedes decirles a tus amigos que han encontrado vómito de cachalote. Otra cosa más: el ámbar gris es vomitado principalmente por los cachalotes machos… ¿por qué? Porque ellos comen más calamares que las chicas.

Un cachalote peleando contra un calamar, su comida favorita.

En este video, ¡Creative Hare nos enseña a dibujarlos!
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